sábado, 4 de abril de 2009

Feriado

Hay algo peor que trabajar un feriado. Trabajar un feriado con lluvia.

La calle está desolada y todo es más dramático si el suelo está húmedo.
A partir del atardecer y antes de que el día aclare, las luces de las calle, los neones y marquesinas de los negocios cerrados e incluso los stops de los pocos autos que pasan, se reflejan sobre el asfalto extendiendo un halo vertical a lo ancho de las avenidas, como reemplazando el contínuo ir y venir de los camiones y colectivos que las pueblan los días normales.
Lo más obtuso es que de toda esa gente que va en los colectivos y se amontona en las estaciones de tren los días normales, hoy no está. Está haciendo otra cosa. Pero vos, que formas parte de esa multitud y que deberías estar haciendo otra cosa, estás ahí, contemplando el vacío que deja la rutina un día equivocado.

PARÉNTESIS

Los domingos suele suceder algo similar. Son como días feriados, pero que recuerdan nada, ni un hecho histórico, ni una muerte, ni un nacimiento... tal sirven para mirar dentro de uno mismo y recordar hitos en nuestra vida... Será por eso no me gusta trabajar el día de mi cumpleaños, es un "Feriado personal" y no un "Feriado nacional" ¿No?

FIN DEL PARÉNTESIS

Caminando bajo la lluvia, no quiero imaginarme esperando el colectivo, al reparo de algún ínfimo alero (tan ínfimo que no cubre ni del sol en verano) y ante ese panorama desolador seguramente pensaré que hay algo peor que trabajar un feriado.

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