lunes, 20 de abril de 2009

El sueño del banco propio.

-"Cuando uno lidia a diario con un problema, naturalmente busca encontrar una solución".

Dice un manual de la vieja escuela secundaria:

"Podemos decir que se considera al Homo Erectus como al primer hombre verdadero porque: Adquirió un cerebro que, en proporción a su talla, era más voluminoso que el de los primates actuales, y fue capaz de fabricar herramientas rudimentarias. Ya se mantenía completamente erguido y andaba de una manera eficiente."

Lo que me interesa rescatar es que fue capaz de fabricar herramientas rudimentarias.

Tal vez a usted, lector, tal vez le hayan sorprendido otras cosas del párrafo anterior. ¿Se preguntó si esa fue la época en que el hombre heredó la costumbre de hacerse "la del mono"?
En fin, relaciones que no hacen a lo que este escrito quiere comunicar, pero son buenas para demostrar una vez más las bondades de la lectura y su relación con los pensamientos del hombre.

El homo erectus fabricaba herramientas para vivir mejor, para ponerle el pecho a las balas (que afortunadamente todavía no existían) Entonces, ¿Podremos decir que lo hacía para elevar su calidad de vida, concepto que se acuñó varios miles de años después?
En la sociedad actual, con aparentemente "seres evolucionados" a veces no es posible encontrar una solución fácil y concreta a las adversidades que nos aquejan tanto, tal como lo hizo aquel primitivo que raspó una piedra para sacarle filo y de paso, algunas chispas.
"A veces no se encuentran las soluciones y muchas otras veces ni se las busca" diría un libro de autoayuda.

Por citar alguna gran solución, la rueda no más que un célebre invento basado en lo que estamos comentando. Un invento redondo.

Si me permiten el anglisimo, fastforwando hasta nuestros días, frente al panorama de viajar todos los días incómodo, asfixiado, aplastado y apoyado, surgió la inquietud de cómo hacer para cesar con tanto sopor. Motivado tal vez por unas ganas incontenibles de sentarse o por la resignación a conseguir un asiento legalmente, sentimiento que el pésimo servicio de la empresa consecionaria afianza cada día más.

Sustentado en la teoría que dice que luego de llegar a destino, viajar cómodo es el objetivo de mayor importancia en cualquir viaje diseñé una solución, interpretando que esa comodidad, ese segunda meta, sin dudas está dado por un asiento.
Un asiento es un subtipo de banco, o sea que cualquier banco cumpliría una función similar, pero debía ser pleglable, portátil, cómodo y liviano.
Me animo a decir que luego de poner en práctica esa pequeña idea que pude escuchar resonando en mi cabeza en un viaje por sobre el sonido de la fricción rueda-riel, conversación señora-vecina, muestra gratis del mp3 de "Los más románticos" y de la venta de dos chocolates por 2 pesos, cambió mi vida en cierto punto y medida.

*FIN DE PARTE 1*

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